domingo, 27 de septiembre de 2020

Animal de nieve, de Dara Scully


Es un libro que sitúa la trama en un lugar y un tiempo fuera del mundo. Un internado de señoritas, en una época indeterminada, pero con tintes victorianos o de principios de siglo XX. Y que encierra a los personajes dentro de una bola de nieve en la que todo parece quieto hasta que se agita. En un internado de señoritas la agitación viene dada por una rivalidad adolescente y un nuevo profesor romántico y torturado. Es un libro de silencios en el que un pequeño susurro puede romper la capa de hielo del lago, uno de los personajes de la historia. Es un personaje en tanto que parece un espejo de los estados de ánimo de los protagonistas. Es un libro de fantasmas interiores. Todo pasa a la velocidad de la caída de la nieve, pero al final la capa es gruesa y persistente.  

La narración está construida con frases cortas quizás para demostrar lo seco, lo encajonado que es el ambiente del internado. Los personajes están muy definidos y van mostrando sus capas a medida que pasa la historia. Sin desvelar finales, hay una gran evolución en ellos, lo que siempre es muy recomendable en una novela. Sin desvelar finales, hay un personaje que se reivindica y te da alegría que así sea. Puede ser que, en un principio la rebeldía sea lo más atrayente pero, finalmente, es la persistencia y la capacidad de superación lo que sale reforzado al llegar la primavera después de un duro invierno.

Miss Bell, la directora, Fréderic, el maestro, y Angélica, la adolescente, forman un primer triángulo; pero hay otro personaje humano que conforma otro triángulo, un iceberg bajo el agua fría que saldrá a superficie. Alrededor de ellos, las otras profesoras, las demás alumnas, las sirvientas del internado, el pueblo, los padres, ....  Los personajes necesitan salir de un invierno emocional y sus relaciones en ese internado durante estos meses de aislamiento les ayudan a evolucionar y despertar.

Es una novela que se lee con gusto, que es fácil de abordar. Y que te deja una buena sensación. En un directo Dara Scully ha dicho que se ha quedado con ganas de continuar la vida de Miss Bell. Esperaremos a ver si la saca del internado  y cómo evoluciona.

Dara Scully es fotógrafa y escritora, y lo visual y lo literario van de la mano tanto en sus fotos como en sus textos. 

Fuente foto de Dara Scully aquí

Cuadro de Vihelm Hammershoi y fotografía encontrada en el IG de @dorota.gorecka

martes, 22 de septiembre de 2020

El infinito en un junco, de Irene Vallejo

 Es un libro para leer sabiendo que vas a subrayar, vas a poner señalizadores y vas a anotar impresiones, que leerás parándote a buscar entre tus otros libros o entrando en Internet para solucionar, comprobar o refrescar tu memoria.... Es un libro que te lleva, te conduce a otras lecturas y a otros momentos. Si te gustan los libros y su historia, si te gusta leer y conocer cómo ese objeto rectangular -la más de las veces- es tan indispensable para algunas personas -puede que tú entre ellas-, es un libro que te llenará. Al menos es una lectura que te reconforta. Irene Vallejo escribe como habla, o viceversa, con pasión por los libros, tanto como objetos en sí como contenedores de un saber antiguo que aún resuena en nuestros días. No negaremos que es una lectura exigente, a veces se repite -como un maestro que nos recuerda la lección para seguir avanzando-, pero es una lectura muy amena y divulgativa, una lectura que denota que en su escritura se puso mucho amor por ese objeto "casi perfecto" que es un libro. 

martes, 1 de septiembre de 2020

Heridas abiertas, de Begoña Méndez

Heridas abiertas – Begoña Méndez – Espacio Público

Este pequeño recorrido por la vida, a través de sus diarios, de 10 escritoras nos hace darnos cuenta de lo difícil de la carrera literaria de las mujeres. E incluso más, nos hace darnos cuenta de que la carga a soportar por ser una artista, una escritora, una poeta, es mayor en las mujeres y se ha soportado desde los tiempos de Teresa de Jesús hasta nuestros días. Los diarios, esa literatura íntima que, a veces se nos permite compartir, nos rebelan aspectos de los personajes que les hacen ser personas, que los veamos desde una perspectiva, espero, más empática. También nos pone en la dicótoma de sufrir por su dolor y querer que no hubiera existido, pero aceptar que su obra, en ocasiones absolutamente genial y reveladora, es así por ese sufrimiento.

Begoña Méndez, que nos habla también desde su dolor, exponiéndose igual que las escritoras, ha realizado un gran trabajo, una redacción que te atrapa. Es un pequeño ensayo, sí, pero cada página es imprescindible