Es un ensayo centrado en Italia, el autor y la protagonista lo son, pero las preguntas y las respuestas que se presentan en él nos interpelan a todos. Al fin y al cabo, lo que sucede en el otro lado del mundo nos puede cambiar la vida. El texto tiene dos partes diferenciadas. Una primera algo más técnica y una segunda más literaria o filosófica. La redacción es didáctica, está bien documentado y su lectura no es nada farragosa y no es extenso ni disperso.
¿Si Venecia se replica en diferentes lugares del mundo, hasta qué punto la Venecia real se convierte en sí misma en una réplica? ¿Las ciudades pueden ser las mismas sin el pueblo que las habita? ¿Se pueden limitar las góndolas en los canales para preservarlos a la vez que se permiten cruceros frente a San Marcos porque estos últimos vienen turistas con prisas y dinero? ¿Qué hacen los políticos? Los arquitectos, ¿trabajan para hacer ciudades o para hacer crecer su ego? ¿Se necesita un juramento de Vitrubio al igual que un juramento hipocrático? A Settis algunos arquitectos no le gustan demasiado.
Si dejamos que Venecia muera, que sea una ciudad-parque, que sea una ciudad a los pies de rascacielos, ¿qué nos librará de que mueran también nuestras ciudades? ¿Seremos entonces ciudadanos?
Todos queremos visitar ciudades diferentes, pero si Venecia muere otras le seguirán, y quizás no necesitemos viajar.
Las ciudades, como las personas, son únicas. Se han conformado en el tiempo y son expresiones de todas las ciudades que han sido o pudieron ser. Este ensayo es una invitación a la reflexión sobre las ciudades que habitamos y nuestra relación con ellas, e incluso sobre nosotros mismos.
Settis nos da sus razones, que no soluciones, y nosotros debemos decidir si nos convencen o no.
Traducción de Nuria Martínez Deaño
El libro me ha llegado gracias a Babelio Masa Critica.
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