jueves, 5 de noviembre de 2020

Villette, de Charlotte Brontë

Villete fue escrita en 1853 por Charlotte Brontë. En ella renombra la ciudad de Bruselas, donde vivió durante 1842 junto a su hermana Emily. Ambas trabajaron allí como profesoras en un internado. Ella regresaría en 1843, pero no fue tan feliz como en la primera estancia. 

Fuente de la fotografía: https://brusselsbronte.blogspot.com/

La primera parte de la novela sitúa a la protagonista, Lucy Snowe en la campiña inglesa para, 10 años después, hacerla llegar a Villette, donde transcurre la parte sustancial de la novela. 

Decir que es una novela de personajes sería adecuado, pero también es una novela de ambientes, algunas veces minuciosamente descriptivos y otras generados en la imaginación del lector por las palabras de Charlotte.

Si se ha leído antes Jane Eyre no se puede evitar comparar a ambas protagonistas. Sin embargo, tienen notables diferencias. Jane es estricta consigo misma y divide el mundo entre lo bueno y lo malo; Lucy es una observadora de los que le rodean, pero también de sí misma. Es una persona que se conoce bien. Es un personaje que interpela al lector directamente, que nos hace comentarios afilados, agudos, hirientes, a veces. También hay diferencias entre el desarrollo y el final de Lucy y el de Jane. Esto es lo que hace que Villete fuera considerada un escándalo en su época. 

Hay algún personaje odioso y otros realmente interesantes; algunos que a veces matarías y otras comprendes. Es cierto que Charlotte nos hace alguna trampa que otra a la hora de introducir personajes, pero se lo perdonamos... Al estar narrado en primera persona y desde la distancia del tiempo, Charlotte Brontë puede desvelar aspectos de la vida de todos ellos y cerrar tramas.  Es cierto que competir con Jane Eyre es complicado. La historia de Rochester es más potente. Lo que no se puede negar a Lucy Snowe es su habilidad para hablarnos y ser realmente franca con nosotros. 

"Mi presencia solía pasar inadvertida; era una persona bastante gris: pero ambas, la oscuridad y la depresión, debían ser voluntarias...como las que me ataban dócilmente a mi mesa entre las alumnas ahora bien acostumbradas del primer curso; o a mi propia cabecera,en el gran dormitorio; o al banco y al sendero que todos llamaban mío, en el jardín: mis cualidades no eran volubles ni adaptables. No podían ser el engaste de ninguna gema..."

El final es inesperado -la última frase podría haber sido otra-, pero no deja a Lucy en mal lugar y eso es lo importante. 

Hay partes de la novela que se leen de forma ágil y con verdaderas ansias de continuar, y hay otras que son más tediosas, con miles de detalles y de comentarios más banales... y con muchas citas bíblicas o frases en francés (en la edición que he manejado). 

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