lunes, 26 de octubre de 2015

Pan rápido, fácil y matemático.

Tenía ganas de hornear un pan y quería tenerlo listo pronto. Por eso, como impaciente, busqué esta receta de Miss Migas. En ella se habla del porcentaje del panadero. Lo que viene a ser una fórmula para saber que cantidad hay que usar de cada ingrediente para hacer un buen pan.  Yo no tenía masa madre y la masa vieja que estaba en la nevera, de la pizza de ayer y con orégano, no me apetecía usarla.
Por tanto mis ingredientes han sido básicamente los mismos, a excepción de la levadura. Yo he usado 20 grs. de fresca.


370 grs. de harina
200 grs. de agua templada
20 grs. de levadura fresca
1 cucharada de azúcar
1 cucharadita de sal

  • Se mezclan la harina, el azúcar y la levadura en un bol.
  • Se calienta el agua, no demasiado, y se añade a la mezcla. Reposará durante 15 minutos.
  • Se añade la sal e incorporamos todo, amasando durante unos 8 minutos.
  • Dejamos la masa en un bol engrasado, con los pliegues hacia abajo y tapada con papel film, durante unos 30 minutos.
  • En una bandeja de horno forrada con papel de hornear o con una lámina antiadherente, en cualquier caso con un poco de harina, ponemos la masa sin amasarla más. Hacemos unos cortes en la superficie y espolvoreamos un otro poquito de harina.
  • En el horno frío ponemos la bandeja a 250 durante, al menos 30 minutos. Vigilar el horno por si acaso, a mí se me ha tostado un poco la superficie a los 25 minutos y la he tapado con papel aluminio para tenerla dentro durante un total de 35 minutos. En ese momento el pan ya sonaba a hueco en la base.
  • Es interesante poner un cuenco con agua en la base del horno, ayudará a la cocción.
  • Se saca y se deja sobre una rejilla para que se enfríe.

Lo mejor, el olor que deja el pan recién horneado.


viernes, 9 de octubre de 2015

Herman Hesse tiene las preguntas adecuadas...

Tanto para mantener a raya nuestros armarios y zapateros como las librerías de nuestras casas. Leyendo el libro Tocar los libros, de Jesús Marchamalo (2011,ediciones Fórcola), me encontré con esto:
Herman Hesse tomo la determinación drámatica de mantener en su biblioteca un número determinado de libros (  ) cada libro que entraba obligaba a salir a otro (pg,41)
Hesse tenía unas preguntas para averiguar si el libro merecía entrar y, por tanto, desalojar a otro, o si, por el contrario, podía no incluirle sin remordimiento alguno:

  • ¿Necesitas el libro?
  • ¿Lo quieres?
  • ¿Estas seguro de que volverás a leerlo?
  • ¿Sentirías mucho perderlo?
Una sóla respuesta afirmativa valía para mantenerlos, de otro modo eran condenados. Este mismo método científico sigue Hans Magnus Enzensberger. Esta reservado el derecho de admisión.

Imagen de biblioteca aquí

No sé a vosotras, pero este método es válido para vestidos, libros, cacharros de cocina, música.... Claro que no todo es aplicable y siempre hay salidas. ¿Verdad qué los vestidos negros no son todos iguales? ¿Ni todos los vaqueros sientan igual?


Nota: Disculpar la larga tardanza en publicar. Espero ser más constante. Propósito de nuevo curso.